Hay juegos que hacen historia y que no pueden faltar en ningún hogar: el ajedrez, el parchís, juegos de cartas… Clásicos que no pasan de moda y que siguen sorprendiendo a grupos de amigos y familias generación tras generación. Dos de las últimas incorporaciones a este club selecto de juegos son Catan y Carcassonne, dos clásicos modernos que han cambiado la historia de los juegos de mesa y que siguen introduciendo, como puerta de entrada, a miles de personas de todo el mundo al universo de los juegos modernos.
Catan, obra del alemán Klaus Teuber, nos reta a alcanzar 10 puntos de victoria construyendo asentamientos, ciudades y carreteras. Los recursos que necesitamos para hacer estas construcciones los obtendremos a través del mapa, lanzando los dados, y también negociando con nuestros rivales. Sin embargo, hay que vigilar con los ladrones, que nos pueden bloquear el acceso a alguno de los recursos. Con unas reglas muy fáciles de entender y de aplicar, Catan es un juego muy accesible para cualquier persona. Se trata de un juego que ha vendido 22 millones de copias en todo el mundo y que se ha traducido a más de 35 lenguas. Merecedor de varios premios internacionales, cuenta con unas 40 expansiones y ediciones especiales.
Entre las ediciones especiales de Catan destaca la versión infantil del juego, Catan Junior, que nos permite jugar con los pequeños de casa, a partir de 6 años. Con una ambientación de temática pirata, los jugadores se convertirán en capitanes que usan recursos para crear barcos y guaridas en la isla y contarán con la ayuda de Coco el loro.
Si Catan revolucionó el mundo de los juegos de mesa con su sencillo sistema de gestión de recursos, Carcassonne lo hizo con su original tablero. ¡Y es que el tablero se va construyendo turno a turno, como si fuera un puzle! Obra de Klaus-Jürgen Wrede, Carcassonne nos propone conseguir la máxima puntuación dominando caminos, ciudades, campos y monasterios en la ciudad francesa durante la Edad Media. Para ello, cada turno los jugadores toman una loseta cuadrada y tratan de encajarla con las otras en el centro de la mesa. Los tramos de ciudad deben coincidir con otros tramos de ciudad, los caminos con los caminos, etc. Dependiendo de donde coloquemos nuestros peones, puntuaremos unas construcciones u otras.
Para que los más pequeños también puedan disfrutar de aventuras en la campiña francesa, hay Carcassonne Junior, la versión infantil del juego. Esta versión está ambientada en el 14 de julio, el día de la fiesta nacional de Francia. En Carcassonne es tradición soltar a las ovejas, las gallinas y las vacas y los jugadores cierran caminos para que los animales queden recogidos. Los niños de Carcassonne se lo pasan en grande todo el día intentando devolver todos los animales a sus corrales antes de que se ponga el sol.
Tal como pasa con Catan, Carcassonne cuenta con un montón de expansiones y versiones, aptas para todo tipo de gustos y grupos de juego. Una de las últimas que se ha publicado en español es Niebla sobre Carcassonne, que tiene como principal característica su modo cooperativo. Los jugadores deberán trabajar juntos para reducir la niebla y los fantasmas que se extienden por el mapa. Si consiguen apaciguar los espíritus inquietos, ganarán la partida. Las losetas de esta versión, además, pueden servir como expansión del juego base, así que se trata de una de las ediciones más versátiles de Carcassonne publicadas hasta la fecha.